Siempre fui esa clase de persona que se entrega al 100% en
todo lo que hace, y algo me gustaba superaba ese tanto por cierto, llegando
a niveles extremos. Y no hablo de algo
del tipo estudios o algo más orientado hacia el conocimiento. Para mi mis
amigos siempre fueron mucho más importante que yo mismo.
Soy un tío social aunque a veces no lo parezca, pero me
estaba olvidando de mi mismo, llevaba un tiempo entregado a todo cuanto me
rodeaba, familia, amigos, pareja, y sin embargo no me hacía caso a mí mismo. Mi
vida nunca ha sido fácil, nunca me han venido las cosas rodadas, todo cuanto he
querido o necesitado me lo he tenido que currar.
Siempre he sido un luchador, y no es algo que me importe, me
enorgullezco de ello. Me he forjado a mi mismo sin depender de la ayuda de
otros. He tenido la suerte de tener dos
o tres figuras en mi vida que han sabido sacarme del mal camino, todos
ser humano se equivoca tarde o temprano, yo no iba a ser menos.
Pero todos estos problemas, y esta forma de ser me habían
estado forjando una herida casi incurable que me hacía ver el mundo más lleno
de sombras que de luz, y aunque nunca he pedido ayuda, en esos momentos la
necesitaba desesperadamente. Por desgracia no le recibí de la forma esperada,
lo cual complicaron la situación.
Como ya he dicho antes soy un tío que lucha por lo que cree,
y no estaba creyendo en mí, así que hice un largo stop en mi vida. Me costó
mucho tiempo, más de 1 año podría decir, lógicamente en un proceso de
recompilarse a si mismo hay recaídas. Pero durante ese periodo volví a creer en
mi persona.
A darme más importancia de la que hasta ahora me había dado,
y poco a poco fui recuperando una confianza perdida, poco a poco fui afrontando
mi pasado que estaba amargando mi presente, y de seguir así destrozaría mi
futuro. Durante este periodo me he acercado a la soledad para que esta me ofreciera un espejo, un
espejo del alma que me hiciera ver en que me había convertido y en lo que había
sido.
¿Me gustaba lo que veía? NO! Así que cogí las riendas
nuevamente y empecé a galopar hacía lo que yo quería ver cuando me mirara en
ese espejo. Quería ver a ese chico que no se hundía, o que estaba hundido sin
más, quería ver a ese joven ilusionado, motivado. Si es cierto que muchas cosas
han cambiado, han pasado años y ahora mismo no es como me gustaría que fueran
las cosas. Pero siempre estoy a tiempo de cambiarlas, o sino al menos darle un
matiz, un color que a mí me guste.
Y quien lea esto y haya estado presente en mi vida en los
últimos meses, sabrá porque he desaparecido tanto tiempo, sé que hay gente que
ni se habrá coscado, pero mira es lo que hay y sabéis que siempre respondo a
una llamada… No me arrepiento de haber perdido un año de mi vida en la “monotonía”,
pues la realidad es que no se ha perdido sino ganado.
Todavia quiero llegar y contigo quiero contar
Si tu quieres soy tuyo, ya para ti...
No hay comentarios:
Publicar un comentario