21 mar 2011

Libertad en movimiento

Libertad, ese don tan preciado que pocos saben utilizar y muchos desean, o deseamos porque para que mentir en la era de la comunicación, de la democracia y demás demagogias yo me sigo sintiendo esclavo. Del sistema o básicamente del trabajo, ya que como aquel sabio desdentado dijo: “A Robar carteras… que no hay pa comer”.

Uno siempre intenta recordar esos momentos en los que era mucho más feliz que ahora, donde los problemas eran mínimos y ganarse el pan de cada día consistía en comportarse como una persona civilizada delante de sus padres. Pero por suerte uno encuentra esa anhelada libertad en donde quiere.

Yo, y a pesar de que no lo parezca por mi físico, la encuentro en un campo de fútbol, con la pelota en los pies, dirigiendo al equipo, dando asistencias y marcando goles. Durante el transcurso del partido, mi cabeza se evade completamente de la realidad, se centra en dar el máximo rendimiento y ser feliz dentro del terreno de juego.

Sin duda, me considero un enfermo del fútbol, veo partidos de ligas que nadie se imaginaría a altas horas de la noche, me leo todos los diarios deportivos que puedo, y me gusta comentar los partidos de mi equipo con mis amigos.  Y los que me conocen saben que echar un partido de fútbol para mí es algo más que un encuentro casual con los amigos.

Desde el momento que me calzo las botas, doy los primeros toques al balón, analizo la situación de cómo jugarle al equipo contrario… podría poner infinidad de cosas referidas a un mismo momento, pero sería repetirme. Para mí ese momento es la pura libertad. Puede ser un deporte muy seguido y muy poco entendido por los que no les gusta, pero el que ha estado jugando alguna pachanga con los amigos sabe de qué le hablo.

Es difícil de explicar, hay que vivirlo, pero para mí hay pocos momentos en los que esté contento de verdad, y uno de esos es estando en contacto con la pelota, desmarcarse, buscar un pase… concentración. Para mí es la libertad en movimiento. Y puede que muchos no lo entiendan,  pero para mí esos partidos que se juegan con los amigos, ya que ahora mismo me es imposible jugar de otra manera aunque en el pasado si pude, de semana en semana son pequeños momentos de felicidad que hacen que no me vuelva aún más loco

Y para amenizar un poco este momento de sinceridad futbolera:

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