9 nov 2011

C´mon... Give me Five, campeón!!!

Últimamente mi mente está jugando conmigo, con mis sentimientos y mi manera de ver las cosas, tengo muchas ideas en la cabeza, ideas para realizar tal cosa, ideas que conllevan a más comerse la olla, ideas que sé que nunca llegarán a buen puerto.

Igual por eso estoy más irascible de lo normal, y aunque llevo meses así, me he dado cuenta que en las últimas semanas me paso más tiempo cabreado con el mundo que viviendo la vida. Me cabrean nimiedades que en otra época ni me habrían hecho cosquillas, de hecho lo habría mirado por encima del hombro y con un "allá tú" lo habría dejado pasar.

Y ahora no, ahora me enfrasco en buscar una puta solución que no existe... Y eso hace que me cabree más, porque no me gusta verme así, le estoy poniendo demasiada pasión a cosas que ni lo merecen, otorgándole demasiada importancia a personas que no oportan en el día a día de mi vida, a gestos despectivos que me dan risa y sin embargo pienso en el "¿por qué cojones hace esto?". Que se sienta identificado quien quiera con mis palabras, lo que está claro que yo sé perfectamente quien podría, quien no se dará ni cuenta y quien se sentirá y no debería.

Pero el ser humano es así, irracional cual animal cuando está herido, muerde sin más la mano que le da de comer, se acuerda de quien no se tiene que acordar... Y no digo que yo sea diferente, pero me gusta pensar las cosas antes de decirlas, buscar la manera y la situación. Siempre afronto a los problemas de cara, y me partiría el alma por ayudar a los míos.

De hecho estoy escribiendo estas líneas y estoy pensando en borrarlo todo, ya que pienso en por qué necesito expresarme de esta forma. Igual he llegado a ese límite en el que solo me apetece gritar, gritarle al mundo que se pare que yo me bajo, gritarle a la vida que ya está bien de tanta tontería, gritarme a mi mismo que deje de estar cabreado por todo y por nada, gritarle a los que están ahí que muchas gracias por ayudarme, que aunque crean que no hacen nada con sus palabras y visitas para no hacer nada más que estar tirados en un sofá toda la tarde, hacen mucho más de lo que podría agraderles.

Ya que hay días en que tan solo me apetece gritar y golpear la pared una y otra vez hasta que mi puño se hinche, mis nudillos esten despellejados, sangrando, sintiendo como en las muñecas los huesos se me van astillando... Hay días así, y gracias a ellos no lo hago, y aunque sigan esas malditas ideas en mi cabeza,  y siga pensando en que coño pasa, sus palabras hacen que me sosiegue.


No hay comentarios: