21 nov 2011

Hoy busco... Dormir a gusto.

Después de leer varios textos, propios y de varios autores, escuchar ciertas canciones y fijarte en cada detalle de la letra, acabas dándote cuenta de algo tan simple, que además seguro que sabes, que está ahí pero no le dabas importancia.

El verso o la prosa no carece de sentimiento, nadie relata nada sin querer transmitir algo… de hecho cuando alguien escribe por el simple hecho de teclear sin más, te das cuenta de que sus palabras no te llenan como otras veces.

Y es que los mejores textos, las mejores palabras, las obras de las que te puedes sentir más orgulloso nacen sin más cuando los sentimientos están a flor de piel. Dos estados completamente diferentes pero con un mismo significado. El hombre enamorado y/o el hombre destrozado con el corazón roto.

Cuando te da por leer algo de hace unos meses, cuando conseguiste quitarte la coraza que te protege, cuando te empapas de ese sentimiento y ves sin ascos eso llamado amor… Te das cuenta que escribes, sin duda de forma positiva y escribes como si escribieras para esa persona, como si estuvieras desnudando tu alma para que ella te conozca, enfocas tus ilusiones, tus miedos desaparecen, tu sonrisa se asoma en cada palabra que escribes en ese folio en blanco.

Sin embargo, cuando todo eso acaba, cuando sientes que te han arrebatado un trozo de tu vida, cuando ves que tu mundo se desmorona una vez más… Sacas a relucir tú mejor pluma, escribes triste, aletargado, sin ganas pero teniendo un poco de verborrea, todo lo que tocas se convierte en oro, en cuanto a literatura nos referimos. La sombra del dolor le da alas a tu imaginación, y aunque lo que escribas no sea lo más positivo, te das cuenta que es bueno, y a ti te sirve para desahogarte, escupir esa bilis de fe, intentando sacar de tu vida esos sentimientos… Es cruel pero así es, o por lo menos a mí me pasa.

Como ya dije una vez no se me suele dar muy bien escribir algo alegre, no es muy difícil saber el porqué, esa vida tan difícil que me tocó vivir tiene gran parte de su culpa. Pero tal vez eso sea un don, ya que si como digo tengo razón en cuanto a esos dos momentos épicos para escribir, yo vivo en uno de ellos perpetuamente. Por lo tanto aunque triste es un don, es una forma de sacar algo positivo de todo esto no¿?





Hiervo el miedo que me hizo callar
No podéis hacerme creer que 
soy culpable de tanto daño.

Sueño que os puedo ver caer...
Sueño que aún nos queda tiempo
Para ver arder la realidad



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