5 jun 2011

Momentos Edulcorados

El silencio de la noche, la oscuridad que la acompañada, cogida de la mano a la soledad de este pequeño zulo. Sin embargo las cosas parecen encauzarse, un rumbo menos negativo se abre paso día a día. A pequeños pasos, tal vez algo inseguros, pero cada metro ganado es una victoria de años atrás.

Rompemos el silencio con un poco de ritmo, esas canciones que consiguen mantenerme despierto, esos ritmos que en mi vida son tan importantes, letras, melodías… y mi corazón se acelera, bombea con más fuerza, sangre caliente en vez del gélida de siempre; recorriendo todo mi cuerpo con pasión.

Y piensas, le das vueltas una y otra vez, viendo como por una vez sientes que vas ganando ese partido para el que siempre tenías que pedir el tiempo añadido. Sufrir con los goles de oro que han marcado tu sino, fallar ese penalti decisivo que tantas veces soñaste marcar.

Motivación, alegría… no sé llamarlo como queráis, pero me gusta sentirlo, me gusta ver que no estoy tan muerto como creía. Me gusta ver que aún siento, que mi bello se eriza, que el tacto se vuelve tan suave y tan dulce como el algodón. Me gusta coger una rosa sin clavarme las espinas… Sensaciones nuevas, no, pero si olvidadas, que por suerte ahora despiertan en mi interior. 

Acompaño a este pequeño texto, que acaba de salir de mi mente, fresco, a estas horas de la madrugada aún con una canción que algo tiene que ver: 

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