15 dic 2011

Holocausto: Realidad... dura realidad

15 de abril de 2012, el silencio de la oscura noche me hace pensar en todo lo que he perdido, amigos, padres, familia… preguntarme qué me queda por perder ahora mismo es inviable. La respuesta es fácil, lo único que tengo es mi vida y a J, mi única familia, mi hermano en la batalla, mi escudo y mi refugio cuando las calles están repletas de esos malditos zombies.

Pero él tenía razón, aún le quedan esperanzas de ver a los suyos con vida, por qué no intentarlo, hermano? Es tranquilizante verle dormir ahora, aunque el frío se agarre a mis huesos, girar la cabeza y ver como duerme plácidamente es jodidamente reconfortable.

Fue una ardua tarea, pero sabía que le encontraría, cuando actúas por instinto tus sentidos se agudizan, los detalles por mínimos que sean son imprescindibles, y J está lleno de detalles. Y por suerte cuando está cabreado si pasión le lleva a cometer errores que en frío reconoce. Así que solo me faltaba recoger esos errores y encontrarle.

Y así fue, la imagen aún no se me borrará de la mente, verle a escasos metros romperle el cráneo a un podrido no tiene precio. Un rayo rompiendo la oscuridad de la noche y esa roca alzada en el aire mientras aguanta al podrido tendido en el suelo, con su mazo izquierda apretando el cuello, mientras la otra golpea una y otra vez esa cabeza que a cada golpe va soltando sangre, vísceras y huesos rotos. 

Aún me sorprende impresionarme por estas cosas, después de lo vivido, de lo hecho y lo que me quedará por hacer, me sorprende que ver a otros realizando acciones que podría hacer yo me “afecten”, pero bueno ahora la pregunta clave es cómo vamos a cruzar el puente que separa la zona maldita de la zona a salvo.

Recuerdo cuando N y E salieron de esa ciudad con un maldito tanque, armados hasta los dientes y cientos de soldados intentando parar su huída. Y nosotros con nuestras escasas pertenencias pretendemos entrar ahí dentro…  es una locura pero a mí los retos me ponen. Y además qué tengo que perder? Nada y menos, la triste realidad es esa.





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